Las amenazas, la cultura
y la coordinación represiva
Néstor Kohan
¿Ya no hay coordinación represiva
en Nuestra América? ¿Se acabó el Plan Cóndor? ¿Se disolvieron los aparatos de
inteligencia vinculados al terrorismo de estado? ¿Los grupos de ultraderecha
son un triste recuerdo del pasado? ¿Vivimos en una democracia plena?
Cada quien responderá esas
preguntas como quiera o como pueda.
En estas líneas me limito a hacer
públicos y denunciar hechos puntuales que, ¿por qué no admitirlo?, me generan
cierta preocupación.
En Argentina estamos
acostumbrados a la vigilancia de los aparatos de inteligencia. Ya son parte del
“folclore político” doméstico. Nos escuchan los teléfonos, nos leen los correos
electrónicos, nos fotografían las asambleas, nos filman en las movilizaciones.
Todo el mundo lo sabe. Los recientes casos, tristemente célebres, del oficial
de inteligencia de la policía federal Américo
Balbuena, infiltrado más de una década en la agencia de noticias alternativa
Rodolfo Walsh, así como el “proyecto X”
de inteligencia de la Gendarmería sobre organizaciones populares son tan sólo
la punta del iceberg. Es lo que apenas salió a la luz. ¿Y todo lo que no se ve?
Sólo alguien demasiado ingenuo o completamente desinformado puede
imaginar que esto es producto de la “paranoia”.
El aparato de inteligencia y
represión del estado opera a través de múltiples vías. Puede consultarse con
provecho el libro de Gerardo Yung SIDE, La Argentina secreta (Buenos
Aires, Planeta, 2006), donde aparece la descripción del modo de operar del
aparato de inteligencia argentino (dirigido y equipado directamente por la CIA de
EEUU y el MOSSAD de Israel) sobre el movimiento popular, sus militantes y sus
intelectuales. Uno de los tantos departamentos de la central de inteligencia de
Argentina está dedicado, obviamente, a la informática. Utilizan tecnología de
punta, en gran parte proveniente de Israel. Desde allí interceptan mensajes,
escuchan, miran y, ¿por qué no?, arman páginas y blogs en la web.
En ese clima político han
aparecido últimamente una serie de páginas de Internet destinadas a
contrarrestar a las agencias de información alternativa. Se presentan como
gestionadas en forma “amateur” por individuos sueltos o viejitos reaccionarios.
Pero por la cantidad de información que manejan, el seguimiento al detalle, día
y hora, de movimientos sociales, partidos políticos e incluso individuos, sería
imposible que una o dos personas puedan mantenerlas funcionando en forma
“amateur”. Es evidente que hay un aparato detrás, una organización de
vigilancia colectiva que intenta operar con información de inteligencia sobre
la opinión pública. Quien sospeche que esto es “paranoia” que siga disfrutando
de su ingenuidad.
En una de esas páginas, titulada
CATAPULTA, me acusan con nombre y apellido, incluyendo fotografías de mi
persona y tapa de mis libros, de ser un “escritor guerrillero” aduciendo como
prueba haber publicado un libro sobre EL CAPITAL de Karl Marx y mi
participación durante una década en la Universidad Popular que promovieron las Madres
de Plaza de Mayo. Cada vez que publican artículos o notas sobre Néstor Kohan
las ubican en la sección CONOCIENDO AL
ENEMIGO. En una de ellas pretenden señalarme como “brazo político de las
FARC” (referencia a la insurgencia de Colombia, hoy en diálogos de paz en la
Habana, Cuba) junto al profesor de
economía Jorge Beinstein, ya que ambos pertenecemos al Movimiento Continental
Bolivariano (MCB). Véase http://www.catapulta.com.ar/?p=2629
Esta página de ultraderecha
argentina disfraza su tarea incluyendo “notas color” donde acusan a la Iglesia
del Vaticano de ser “demasiado liberal” y otras tonterías similares, pero el
eje habitual de sus informaciones son, invariablemente, el seguimiento al
detalle de las actividades de la izquierda y de las organizaciones populares.
“Acostumbrado” a nuestra
ultraderecha criolla y a sus servicios de inteligencia siempre rodeándonos,
dejé pasar esas publicaciones, no sin cierta preocupación.
Un tiempo después de que
apareciera mi fotografía en la sección “CONOCIENDO
AL ENEMIGO” de Catapulta, viajé a México a un seminario internacional
organizado por el Partido del Trabajo (un partido legal e institucional, con
representación parlamentaria) y al llegar al aeropuerto de México oficiales de INTERPOL
me retuvieron el pasaporte y me llevaron a su oficina. No pasó nada grave. Me
devolvieron el pasaporte. ¿Para qué hicieron eso? Nunca lo supe.
Luego fui a Santiago de Chile a
presentar la edición chilena de mi último libro sobre el pensamiento teórico
del Che Guevara y sus cuadernos de lectura marxista. En el aeropuerto de
Santiago, a la hora de sellarme los documentos, comenzó un extenso
interrogatorio sobre el contenido de mis clases, los amigos chilenos que me
irían a recibir, mis contactos políticos y una serie infinita de preguntas
policiales muy detalladas. Me exigían datos sobre las universidades que
visitaría. Salí de ese interrogatorio y les pregunté a otros pasajeros si les
habían hecho preguntas. Nadie que tomó el mismo vuelo que yo había sido interrogado.
Y ahora me encuentro, de pura
casualidad, buscando información en Internet, con una nueva y amarga
“sorpresa”.
Allí utilizan una fotografía mía
donde estoy dando una conferencia sobre Karl Marx en Europa. Estos agentes de
inteligencia la retocan y la trucan, al peor estilo del stalinismo (que retocaba
las fotos donde Trotsky aparecía al lado de Lenin, borrándolo), reemplazando los
símbolos de una organización política de Santiago de Compostela (Galiza, estado
español) por el escudo de las FARC-EP de Colombia.
Todo el mundo sabe que en
Colombia las amenazas de muerte y los asesinatos políticos selectivos
estuvieron y están a la orden del día. El caso del profesor Renan Vega Cantor,
autor de una gran cantidad de libros sobre historia y Premio Libertador en
Venezuela ha sido uno de los más recientes (hasta donde tenemos noticias).
Renan Vega vino a la Argentina escapando de ese acoso político y esas amenazas
de muerte y recibió la solidaridad de muchísimas personalidades políticas,
intelectuales, revistas, cátedras y organizaciones estudiantiles. Lo
mencionamos porque es el más cercano y el más reciente del que tenemos memoria.
También sabemos que la clase
dominante colombiana no sólo ha amenazado, asesinado y reprimido dentro de su
propio territorio nacional. No hace demasiado tiempo el intelectual y dirigente
político Narciso Isa Conde, también integrante del Movimiento Continental
Bolivariano, recibió un atentado —afortunadamente frustrado— en su país,
República Dominicana. Como hacían los militares argentinos de Videla o los
chilenos de Pinochet, esta gente vigila, amenaza, mata y asesina incluso más
allá de sus fronteras.
Por eso dejé pasar las (falsas)
notas acusatorias de los servicios de inteligencia de CATAPULTA. No le di mayor
importancia a las “anécdotas” de INTERPOL en México y al rarísimo e inesperado interrogatorio
de la policía en Chile. Pero cuando me encuentro ahora con esta burda maniobra
de la inteligencia militar colombiana, creo que es hora de hacerlo público.
Porque acá hay una coordinación represiva. Estas “coincidencias” no son
casuales. Exactamente la misma información (falsa, trucada) y el mismo montaje comienza
a aparecer en fuerzas represivas de países distintos.
En la acusación fraguada,
malintencionada y pérfida a la que hago referencia, los agentes de inteligencia
colombianos pretenden señalarme como “uno de los principales ideólogos de las FARC
en este momento”. ¡Qué delirio, Dios mío! Estos fascistas no sólo son
reaccionarios de ultraderecha, además tienen graves problemas mentales. ¿Cómo
se imaginan que alguien que vive en Argentina, a miles de kilómetros de
Colombia, puede ser un ideólogo de una organización de otro país? Como se han
quedado sin los viejos cuentos del “comunismo que viene de Moscú o de Pekín”,
ahora inventan ideólogos… argentinos. No puedo menos que reírme. Parece un
chiste (malo) de argentinos. Los argentinos no sólo han puesto un Papa en el
Vaticano, también controlan a las FARC de Colombia. ¡Qué delirantes!
Y no sólo eso, me acusan
afirmando lo siguiente “y desde las
páginas electrónicas de la organización narcoterrorista “tira línea” [Néstor
Kohan] sobre lo que debe ser el
comportamiento de los terroristas en el proceso de La Habana”. ¡Qué
subestimación tiene esta gente de la insurgencia colombiana! ¿Un movimiento
social y político con miles de integrantes, que hace 60 años que lucha en su
país, necesitaría que alguien “le tire línea” sobre los problemas colombianos?
Ni siquiera tengo datos empíricos de la economía colombiana, de la propiedad de
su territorio, del desarrollo de su industria, de los niveles de su comercio
exterior. No conozco ni siquiera las provincias colombianas. ¿Cómo “tirar
línea” sin vivir ahí ni conocer a fondo un país? ¡Qué delirantes!
En su nota macartista y
fraudulenta no se ahorran nada. Me acusan de “terrorista” por haber colaborado
durante muchos años con el Movimiento Sin Tierra (MST) de Brasil. ¿Quién en su
sano juicio piensa hoy que los campesinos brasileños son “terroristas”? ¿Detrás
de estas acusaciones no estará la inteligencia de EEUU?
Los milicos de CATAPULTA me
acusan de “terrorista” y “guerrillero” por haber colaborado durante una década
con las madres de plaza de mayo (colaboración absolutamente gratuita, agrego…
para evitar malentendidos, jamás cobré un solo peso).
Los milicos de Colombia me acusan
de “terrorista” por haber trabajado junto a los campesinos de Brasil y por
sugerir que lograr la paz en Colombia es muy difícil debido al terrorismo de
estado de su clase dominante.
Como “pruebas” incluyen dos notas
mías, pequeñísimas. (Estos lúmpenes a sueldo del estado ni siquiera se tomaron
el trabajo de leer los libros míos que ellos citan como un pecado gravísimo).
Una es sobre la paz en Colombia —que ellos rechazan, pues apuestan a la guerra
y a la solución militar del conflicto— y otra es sobre una vieja biografía del
escritor Arturo Alape del que hice una reseña bibliográfica hace 15 años.
Sobre la primera nota, “La paz en
Colombia”, ni siquiera me había enterado que la agencia de noticias alternativa
anncol la había publicado. Tuve que pinchar el link de los fachos para
enterarme… porque el original salió en una página española. Si anncol rebotó
esa nota, ¿qué problema hay? ¿Es pecado?
Sobre la segunda nota, citan un pequeñísimo
texto que escribí en los años 90 sobre una biografía de Arturo Alape sobre
Marulanda (buenísima, la recomiendo, la publicó editorial Planeta) que un
dirigente sindical argentino nos había regalado, hace como 15 años, a mi padre
y a mí. Una biografía literaria que hasta incluye elementos de ficción. La
biografía se titula Tirofijo: Los sueños y las montañas. Este
texto sobre la biografía de Alape fue escrito en la década del ’90 y lo
incorporé al libro Pensar a contramano. Las armas de la crítica y la
crítica de las armas. Buenos Aires, Nuestra América, 2007.pp.289-290.
Como los fachos no leen libros gordos, porque es mucho trabajo, se tomaron de
ese texto donde comparo a las FARC-EP de Colombia con el EZLN de México,
trazando analogías y diferencias. Sí, también viajé a México y participé en un
encuentro del zapatismo (EZLN) en 1996. ¡Qué pecado mortal!
¡Néstor Kohan defiende la
rebeldía del pueblo colombiano! ¡Gravísimo! ¡Llamen a la Inquisición! También
defiende a los campesinos de Brasil y a los indígenas de México y estuvo muchos
años junto a las madres de plaza de mayo. Podrían haber agregado otros “pecados
mortales”. Tuve el honor de conocer a Fidel Castro y a Hugo Chávez. También
pude entrevistar a Evo Morales. Michael Löwy (brasileño, de inspiración
trotskista-guevarista) prologó dos libros míos. Armando Hart Dávalos (cubano,
fundador del Movimiento 26 de julio junto a Fidel) prologó otro texto mío. Osvaldo
Bayer (argentino y anarquista) también prologó un libro mío. ¿Y qué? ¿Piensan identificar,
marcar y amenazar de muerte a todos ellos? Soy amigo de muchos marxistas de
España, Francia e Italia. ¿Piensan cruzar el mar e ir a “marcarlos” al otro
lado del agua?
En las acusaciones de estos
militares y agentes de inteligencia hay solo un dato cierto. Formo parte del
Movimiento Continental Bolivariano… Es verdad. ¡Y a mucha honra! Es más, acabo de escribir un libro entero
dedicado a Simón Bolívar y nuestra independencia (Una lectura latinoamericana).
¿Está mal? ¿Tanto miedo le tienen al fantasma de Simón Bolívar?
Como parte del Movimiento
Continental Bolivariano hemos compartido un montón de clases y seminarios de
estudio con la bandera de Simón Bolívar detrás nuestro (y del Che Guevara, ya
que nuestra Cátedra de Formación Política lleva su nombre). Clases donde han
participado muchos jóvenes estudiantes, trabajadores de fábricas recuperadas,
piqueteros, y militantes populares compartiendo el conocimiento con profesores,
escritores, intelectuales y pensadores como Osvaldo Bayer, Vicente Zito Lema,
Atilio Boron, Jorge Beinstein, Claudio Katz, el embajador de Palestina en
Argentina y varios dirigentes piqueteros. También participaron profesores
brasileños, uruguayos, bolivianos, cubanos, venezolanos y chilenos. Las
fotografías de esas clases y debates con estos profesores e intelectuales están
en Internet. Nunca las ocultamos. ¡Todas clases públicas! ¿Piensan “marcarlos”
y callarlos a todos?
Más allá de lo personal, quiero
hacer una reflexión mínima sobre las preguntas del comienzo. ¿Desapareció el Plan
Cóndor? ¿Ya no hay coordinación represiva a escala continental? ¿Los servicios
de inteligencia y los aparatos de “seguridad” (qué palabra engañosa…) no se
pasan información, no coordinan la vigilancia, no articulan el seguimiento y la
represión?
Sus concepciones, que
lamentablemente no quedaron recluidas en el pasado, continúan operando con objetivos
precisos:
(1) Aniquilar por la fuerza a
todo movimiento social rebelde, desde los tímidos movimientos urbanos y rurales
que sólo se proponen reformas puntuales, hasta la insurgencia. TODOS SON
ENEMIGOS. Para ellos todos son “terroristas”.
(2) Aislar a los rebeldes: el
famoso “sacarle el agua al pez” que en los ’60 promovieron los franceses en
Argelia y los norteamericanos en Vietnam, doctrinas que luego se aplicaron a
rajatabla en Nuestra América. Que los rebeldes se queden solitos, aislados, sin
que nadie opine, sin que nadie hable, sin que nadie vea nada.
(3) Golpear a la cultura de la
rebeldía y al pensamiento crítico, considerados como “núcleo central del
adoctrinamiento subversivo-terrorista” (según el teórico militar argentino Osiris
G. Villegas: Guerra revolucionaria
comunista [Buenos
Aires, Pleamar, 1963; primera edición de la Biblioteca del Oficial del Círculo
Militar Argentino, 1962]). La cultura es el germen de las revoluciones… por eso
en ese espacio hay que vigilar, amedrentar, golpear y si es posible, aniquilar.
(4) Demonizar, satanizar y generar TERROR entre
la juventud, el estudiantado, la intelectualidad, los periodistas, las
abogadas, los profesores y las profesoras. ¡Qué nadie hable! ¡Qué los
escritores no se animen a escribir! ¡Qué nadie investigue nada! ¡Qué los libros
no circulen ni se lean!
(5) Sentar las bases de los futuros
asesinatos selectivos. En Colombia lo vienen haciendo desde hace décadas. La
Triple A argentina (Alianza Anticomunista Argentina) comenzó igual, señalando
futuras víctimas. Amenazando. “Identificando”. Marcando.
No quiero ser pesimista. Tengo
ganas, tengo deseos que las cosas cambien. No me gusta la cultura “dark” ni
hago el culto de la melancolía. Pero tampoco soy ingenuo.
No creo que los aparatos de
represión de este continente se hayan transformado en dulces monjitas o inocentes carmelitas
descalzas. En Argentina, con formas “democráticas” desapareció Julio Lopez,
testigo contra los asesinos militares. Hasta el día de hoy… “nadie sabe nada”.
No creo en la sonrisa hipócrita
del presidente Obama. Cuanto más sonríe, más golpes de estado hay. ¿Qué pasó en
Honduras? ¿Y en Paraguay? ¿Se desmantelaron las nuevas bases militares
estadounidenses en Colombia? No, no le creo a Obama. Es un rubio disfrazado de
afrodescendiente. Es más de lo mismo. Su multiculturalismo es una mercancía de
shopping que nada tiene que ver con el totalitarismo de su american way of life que nos pretende imponer de mil maneras, cada
día más sutiles, vigilancia, control y represión incluida.
No le creo al presidente Santos
ni al ex presidente Uribe. Parece que entre ellos están peleados. La página de
inteligencia militar que me “marca”, me señala y amenaza, critica a Santos,
seguramente a favor de Uribe. No conozco esa interna política de Colombia ni me
interesa. Los nazis también se peleaban entre ellos pero a la hora de matar,
asesinaban todos juntos.
Cuando me encuentro ante estas
publicaciones amenazantes me acuerdo de algunos viejos, queridos y admirados
desde mi adolescencia.
Jean-Paul Sartre, por ejemplo, en
medio de la histeria colonialista francesa y europea, se animó a defender los
derechos a la rebeldía y a la insurgencia del pueblo de Argelia. No eran
demonios, tenían derechos, dijo Sastre fumando su pipa. No merecían ser
torturados, violados, asesinados. Sartre se puso en contra a todo el mundo,
pero continuó defendiendo a los rebeldes. ¡Y bien que hizo!
Bertrand Russell, viejito,
arrugado, completamente canoso, admirador de Leibniz, amante de la matemática y
la lógica simbólica, se sobrepuso a las amenazas y no dejó un minuto de
condenar la injusta guerra de Vietnam. Incluso lo metieron preso, pero siguió
ejerciendo la solidaridad con la gente humilde y los pueblos rebeldes,
brutalmente quemados y arrasados por el NAPALM de los marines norteamericanos.
Eric Hobsbawm, viejito judío
rodeado de la flema y la neblina inglesa, al hablar de la insurgencia
colombiana y el pueblo de Marulanda, no dudó en escribir que “En Colombia se vive la movilización campesina más grande de todo el
hemisferio occidental”. No los nombraba como “terroristas” sino como
campesinos movilizados.
Noam Chomsky, neurótico obsesivo
fascinado por las estructuras del lenguaje y las formas de racionalidad humana,
escribió en su libro Estados Canallas. El imperio de la fuerza en
los asuntos mundiales (Cambridge, South End Press, 2000; Buenos Aires,
Paidos, 2001) que la insurgencia colombiana no constituye una banda de
delincuentes, secuestradores, bandoleros y forajidos y, menos que nada, una
“narcoguerrilla terrorista” sin ideología. ¿También lo van a marcar e identificar
como “apologista de las FARC”? ¿También lo van a amenazar? ¿Van a ir a
fotografiarlo hasta su casa en Estados Unidos?
Al enterarme que estos milicos,
policías y aparatos de inteligencia me señalan con nombre, apellido y
fotografías, me cuesta dormir. Mentiría si dijera que no tengo miedo. Sería una
bravuconada tonta. Sólo alguien delirante puede no aferrarse al principio de
realidad. Si quieren generar miedo, lo logran. La cuestión es qué hacemos nosotros
con nuestros miedos. ¿Nos sometemos? ¿Nos anulamos como sujetos? ¿Dejamos de
ser quienes somos? ¿Dejamos de escribir? ¿Abandonamos las clases de formación
política? ¿Nos callamos la boca frente a la larga mano del terrorismo de
estado?
Max Horkheimer decía “La lealtad a la filosofía significa no
permitir que el miedo disminuya nuestra capacidad de pensar”. Y tiene
razón. Todavía hoy tiene razón. Hegel, otro gigante del pensamiento, en su Fenomenología del espíritu escribió que
“Solo si se pone en juego la vida, se
conserva la libertad”. Y nuestro querido Rodolfo Walsh cerraba su carta a
los mugrientos asesinos, terroristas de estado: “sin esperanza de ser escuchado,
con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho
tiempo de dar testimonio en momentos difíciles”. Por la misma época
de Rodolfo Walsh, en plena dictadura militar de Videla, mi padre fue amenazado
de muerte, tuvo que irse de la casa y andar escondido. Nunca dejó de ser quiera
era. No pudieron con él.
Así que no dejaremos de hacer lo
que hacemos. Seguiremos estudiando y escribiendo, continuaremos con las clases
itinerantes de formación política, no dejaremos de investigar ni de denunciar
los crímenes del terrorismo de estado.
Buenos Aires, 24 de mayo de 2013
_________________________________________
Criminalización, contrainsurgencia y
ciencias sociales
Néstor Kohan
A partir de la
denuncia pública que realizamos sobre el hostigamiento de páginas de Internet
manejadas por los servicios de inteligencia (argentinos y colombianos) y
ciertos incidentes inesperados que hemos tenido en Chile y México (“Las
amenazas, la cultura y la coordinación represiva”. Ver http://www.lahaine.org/b2-img13/kohan_fachos2013.pdf
y http://www.rebelion.org/noticia.php?id=168690)
hemos recibido muchísimas expresiones de solidaridad. Todo nuestro agradecimiento y un abrazo solidario para los
organismos de derechos humanos, las organizaciones políticas, las
universidades, las revistas, los abogados y abogadas y las páginas de
periodismo alternativo que se hicieron eco de la denuncia. Lo mismo vale para
la solidaridad fraternal expresada por tantos amigos y amigas, de Argentina y
también de otros países.
Somos
conscientes que un papel escrito, un conjunto de firmas, una denuncia o un
petitorio no frenan el accionar represivo. Pero al menos salen a enfrentar la
campaña macartista, rompen con la pasividad política, difunden y presentan un
llamado de atención para que no haya tan escandalosa impunidad.
Más allá de nuestro
caso personal, nos parece útil y urgente reflexionar sobre un problema general:
el vínculo entre la criminalización de la disidencia política, las estrategias
de contrainsurgencia a escala continental y la disputa por las ciencias
sociales.
Contrainsurgencia, cultura y ciencias sociales
¿Qué busca la
ultraderecha recalcitrante de nuestro continente y sus aparatos de vigilancia,
control e inteligencia policial-militar? Generar miedo, inocular el terror,
criminalizar todo pensamiento disidente y callar las voces que cuestionan. Para
aplastar definitivamente las rebeldías latinoamericanas y sus movimientos
sociales hace falta un paso previo: su aislamiento. Derrotarlos política e
ideológicamente. Que nadie diga nada. Que nadie investigue. Que nadie escriba. Que
todo el mundo mire para el costado ante el terrorismo de Estado. Operar en el plano de la cultura, las
ciencias sociales y la comunicación se vuelve entonces un campo de batalla
privilegiado.
No, no es sólo
el marxista italiano Antonio Gramsci quien ha pensado y sostenido esta teoría.
En Argentina, el general Osiris
G.Villegas, principal estratega del terrorismo de Estado de los militares, ha
sido uno de sus principales impulsores. Además de contar con el triste “honor”
de haber ayudado a salir del país al criminal nazi Joseph Mengele (cuando
Villegas era ministro del interior del golpe de Estado de 1962), de haber
defendido jurídicamente al carnicero-general Ramón Camps (quien se hizo
públicamente cargo de la desaparición y muerte de 5.000 personas) y de haber
escrito el patético discurso que pronunciara sumisamente el general Juan Carlos
Ongania en la Academia Militar de West Point (6/8/1964) defendiendo la Doctrina
de la «Seguridad Nacional» en la V Conferencia de Ejércitos Americanos; el
general Villegas fue el teórico precursor de la doctrina de la guerra contrainsurgente
en la Argentina
Su primer estudio sistemático de
esta “nueva forma de guerra” data de 1962. Véase General Osiris Villegas: Guerra revolucionaria comunista. Buenos
Aires, Pleamar, 1963 (edición de la Biblioteca del Oficial de 1962). Allí, además de introducir en el país la
experiencia de la contrainsurgencia en Argelia y Vietnam, aportaba una
perspectiva propia: el estudio de “la cuestión cultural”.
Sin conocer directamente en
aquella época a Gramsci, el general Villegas realizaba un minucioso y
exhaustivo rastreo de las actividades culturales del comunismo, llegando
incluso hasta proporcionar una lista completa de todos sus teatros y revistas
literarias —que en su opinión formaban parte, como “acción psicológica”, del
“aparato político militar de la subversión”—.
Tres décadas después, volverá a
insistir nuevamente con la necesidad de incorporar a la lucha contrainsurgente la
dimensión cultural. Véase General O.G.Villegas: Temas para leer
y meditar. Buenos Aires, Editorial Theoría, 1993. Pero, a diferencia de 1962, en
1993 hace referencia reiterada y explícitamente a los Cuadernos de la cárcel y al “marxismo gramsciano”
—probablemente tomando como referencia los parámetros ideológicos de los
documentos de Santa Fe I y II y la reunión de los Ejércitos Americanos de 1987
realizada en Mar del Plata (Argentina)—.
No resulta aleatorio que el
general de brigada argentino Acdel Edgardo Vilas, primer comandante del bochornosamente bautizado “Operativo
Independencia”, que inició el genocidio argentino en la provincia de Tucumán en
1975, poco antes del golpe militar de Videla, sostenga en su Diario de campaña, que: “Cuando en Tucumán nos pusimos a investigar las
causas y efectos de la subversión llegamos a dos conclusiones ineludibles: 1)
que entre otras causas, la cultura les era verdaderamente motriz. La guerra a
la cual nos veíamos enfrentados era una guerra eminentemente cultural
[subrayado en el original] 2) que existía una perfecta continuidad entre la
ideología marxista y la práctica subversiva, sea en su faceta militar armada,
sea en la religiosa, institucional, educacional, económica. Por eso a la
subversión había que herirla de muerte en lo más profundo, en su esencia, en su
estructura, o sea, en su fundamento ideológico [subrayado en el
original]”. Véase General Acdel Edgardo Vilas: Diario de campaña. Tucumán: De enero a diciembre 1975.
S/editorial [mimeo, reproducido de una fotocopia del original], s/fecha. p.21.
Esta última definición,
realizada por el general Acdel Vilas, el iniciador del genocidio militar del pueblo
argentino, es quizás una de las formulaciones
más claras de la Doctrina de la
«Seguridad Nacional», teorizada antes
por el general Osiris Villegas.
Los
intelectuales, profesores, maestras, periodistas, escritores, cineastas, sacerdotes,
educadores populares, investigadores, abogados e historiadores se vuelven
entonces un blanco privilegiado para la represión y la estrategia
contrainsurgente.
La zorra y el león
Frente
al campo de la cultura rebelde y disidente la contrainsurgencia opera de un
doble modo. Con la zorra y el león (como le gustaba escribir a Maquiavelo), con
la zanahoria y el palo, con el consenso y la violencia. Tratando de incorporar
y de cooptar a los intelectuales y, si no se puede, vigilando, persiguiendo,
criminalizando y reprimiendo cualquier expresión de pensamiento crítico.
Sobre el
proceso de la compra y la cooptación de los intelectuales críticos, puede
revisarse el documento-antología Imperialismo y ciencias sociales, publicado
en Cuba, que reúne un extenso debate sobre esta problemática. En este trabajo
se analizan los incontables mecanismos utilizados por las fundaciones “inocentes”
del imperialismo para intervenir en el seno de las ciencias sociales y operar
en el campo de la cultura, financiando de manera encubierta proyectos de
investigación destinados a proporcionar información sobre los movimientos
sociales populares. Allí se discuten diversos proyectos de investigación
impulsados en las últimas décadas por el imperialismo. Este documento, de extrema
actualidad, puede consultarse gratuitamente en: http://amauta.lahaine.org/?p=1730
En el mismo
sentido resulta sumamente útil el formidable libro La CIA y la guerra fría cultural
de Frances Stonors Saunders (Madrid, Editorial Debate, 2001. Edición en inglés de 1999, en español de octubre de 2001).
En este documentado trabajo de investigación se exponen los sutiles mecanismos
de cooptación desarrollados por Estados Unidos y sus aparatos de inteligencia
con escritores, músicos, periodistas y diversos científicos sociales y
exponentes de la cultura. En la web: http://librosgratis.net/book/la-cia-y-la-guerra-fria-cultural-frances-stonor-saunders_3484.html
Sobre el papel
de las ONG’s financiadas por la CIA, que han reemplazado en los últimos años
las viejas tareas de cooptación intelectual de la Fundación Ford por las más
recientes USAID (Agencia de los Estados
Unidos para el Desarrollo Internacional -United States Agency for
International Development) y la NED (Fundación Nacional para la Democracia -
National Endowment for Democracy), puede consultarse por ejemplo: http://percy-francisco.blogspot.com.ar/2013/04/vinculos-entre-las-ongs-y-la-cia.html
Cuando no
logran neutralizar e incorporar a las voces disidentes a través de todos esos
mecanismos y fundaciones, entonces la contrainsurgencia pasa a una segunda
instancia, que consiste en “marcar”, amedrentar, atemorizar, fichar,
identificar, criminalizar y aplastar al pensamiento crítico que no se deja
cooptar. En definitiva: ¡Hay que aplastar al pensamiento crítico y callar
cualquier voz o pluma disidente: por las buenas o por las malas! Esa ha sido y
sigue siendo una constante en las estrategias de contrainsurgencia continental.
Los amedrentamientos
y acusaciones fraguadas que hemos recibido (incluyendo fotos nuestras trucadas
por la inteligencia militar), lejos de paralizarnos, nos alientan a seguir en
el mismo camino. Por eso los hemos denunciado públicamente.
Si ellos se
toman tanto trabajo es porque nosotros no estamos muy equivocados. Esas
acusaciones fraguadas van entonces mucho más allá de un simple caso individual.
Forman parte de una constante histórica dentro de la estrategia de represión,
control y contrainsurgencia.
A continuación
reproducimos dos de los textos publicados a raíz de nuestra denuncia.
El primero
pertenece al profesor y doctor Gilberto López y Rivas, antropólogo marxista que
investiga en el célebre Instituto Nacional de Antropología e Historia de
México. El compañero y amigo Gilberto es autor de una extensa serie de libros
entre los que se destacan México 1847. La guerra del 47 y la
resistencia popular a la ocupación (México, Ocean Sur, 2009); Antropología,
etnomarxismo y compromiso social de los antropólogos (México, Ocean
Sur, 2010) y sobre todo, por el tema que nos ocupa, Elementos de la contrainsurgencia
de Estados Unidos (Caracas, editorial Trinchera, 2012).
El segundo
pertenece a los compañeros de Uruguay Alberto
Cabrera y Alberto Vidal, y junto con ellos a nuestro amigo Jorge
Zabalza, uno de los líderes históricos del Movimiento de Liberación Nacional
(MLN) Tupamaros de Uruguay, rehén de la dictadura junto Raúl Sendic. El
“tambero” Zabalza es autor de varios libros, entre los que figuran El
miedo a la democracia (Montevideo, TAE-Túpac Amaru editorial, 1989), Cero
a la izquierda. Una biografía de Jorge Zabalza (escrita por Federico Leicht.
Montevideo, Letraeñe, 2007), Una historia que no es cuento (Orígenes,
esplendor y derrota del MLN-T) (Montevideo, Letraeñe, s/fecha) y Raúl Sendic, el tupamaro. Su pensamiento
revolucionario. (Montevideo, Letraeñe, 2011).
Todo nuestro
agradecimiento para Gilberto, para el tambero Zabalza y sus compañeros
uruguayos y para todxs lxs compañerxs que brindaron su solidaridad y siguen en
la lucha.
Ante
amenazas y coordinación represiva, mayor compromiso con las luchas de nuestros
pueblos
(México)
No pasó desapercibido el artículo
de nuestro colega, amigo y camarada argentino Néstor Kohan: “Las amenazas, la
cultura y la coordinación represiva”, publicado en las páginas de Rebelión,
en el que con la enjundia y la honestidad que le caracterizan, denunció la
campaña de hostigamiento y amenazas que ha sufrido por parte de los organismos
de inteligencia, grupos de ultraderecha, autoridades migratorias y policiales,
por sus actividades de acompañamiento de las luchas de nuestros pueblos; todas
dentro de los marcos jurídicos vigentes y en el ejercicio de sus derechos
políticos y de la libre manifestación de las ideas.
Estudiar, escribir, investigar, impartir clases y conferencias, publicar
libros, artículos y denunciar los crímenes del terrorismo de Estado que
practican Estados Unidos y sus socios subalternos latinoamericanos producen
escozor en los encargados de vigilar, monitorear, controlar y castigar a esta
intelectualidad comprometida que no se deja embelesar por el canto de las sirenas
de las torres de marfil de la academia adocenada y bien portadita, siempre
obsecuente ante el poder y convenientemente lejos de la realidad lacerante que
viven sus “objetos de estudio”. Kohan refiere a hechos puntuales que producen
justa preocupación, más allá de las escuchas telefónicas, lectura de correos,
fotografías de las asambleas y reuniones, video grabación de las
movilizaciones, infiltración de organizaciones por agentes encubiertos, y
ahora, con la tecnología de punta proveniente de Israel, guerra cibernética de
páginas y blogs armados y trabajados desde las catacumbas de los servicios
secretos.
Se trata de páginas electrónicas en la que incluyen nombre y apellidos,
fotografías, tapas de libros y uso de términos que van perfilando al “enemigo
interno”, a quien hay que ubicar, señalar y estigmatizar –acorde, claro, a su
mentalidad parafascista--, para hacer “natural” la agresión y el atentado, más
allá de las palabras y los retorcidos conceptos: “Conociendo al enemigo”,
“Brazo político de las FARC”, “Escritor guerrillero”, y otras linduras de
mentes generalmente obtusas, cegadas por el odio de clase y, muchas veces,
situadas en las más bajas escalas de el inframundo policial.
Néstor fue detenido en el aeropuerto de México, cuando asistía a una reunión
del Partido del Trabajo por agentes de la INTERPOL, quienes le retuvieron el
pasaporte y lo llevaron a su oficina, para después dejarlo libre, sin
explicación alguna. En el aeropuerto de Santiago de Chile, asimismo fue
extensamente interrogado sobre el contenido de sus clases, acerca de los amigos
que lo irían a recibir, las universidades que visitaría y otros pormenores que
inquietan a los sabuesos de inteligencia. Además, de estos hechos violatorios e
ilegales, incidentes de viaje que se repiten con variantes graves con
académicos latinoamericanos con perfil semejante, quienes incluso han sido
bajados de los aviones y prohibidos de pasar por el espacio aéreo de Estados
Unidos, Néstor ha sido objeto de amenazas directas a través de páginas que manejan
los servicios de la inteligencia militar colombianos, en las que se le muestra
en una fotografía cuyo fondo fue retocado y cambiado, para que apareciera con
un escudo de las FARC-EP, mientras impartía una conferencia sobre Marx en
Europa. Aquí se le señala como uno de “los principales ideólogos de las FARC en
este momento” y, obviamente (no podía faltar), lo acusan de “terrorista”, por
ser miembro del Movimiento Continental Bolivariano y por haber colaborado
durante muchos años con el Movimiento de los Sin Tierra de Brasil y las Madres
de la Plaza de Mayo.
Con toda razón, Néstor se pregunta: “¿Ya no hay coordinación represiva en
Nuestra América? ¿Se acabó el Plan Cóndor? ¿Se disolvieron los aparatos de
inteligencia vinculados al terrorismo de Estado? ¿Los grupos de la ultraderecha
son un recuerdo del pasado? ¿Vivimos en una democracia plena?” Y él mismo añade
a estos interrogantes: “Cada quien responderá esas preguntas como quiera o como
pueda.”
Desde nuestra experiencia mexicana, que es quizás una de las guerras
sucias mejor guardadas en el imaginario de las izquierdas del
continente, con su caudal, no obstante, de miles de desaparecidos, ejecuciones
extrajudiciales, incluso muchos jóvenes revolucionarios lanzados por avión
desde los años setenta, con sus centros de reclusión y tortura clandestinos,
sus grupos paramilitares y parapoliciales, como el Batallón Olimpia, la Brigada
Blanca, Los Halcones y los que se formaron en Chiapas a raíz del levantamiento
zapatista, uno de los cuales perpetró la masacre de Acteal, con sus tenebrosos
cuerpos represivos como el Servicio Secreto, la Policía Federal de Seguridad y
ahora los formados durante los gobiernos colaboracionistas con todos los
organismos de inteligencia de Estados Unidos, que operan en nuestro país, como
en su verdadero “patio trasero”, podemos afirmar que el Cóndor de la
coordinación represiva sigue gozando de cabal salud y está más activo que
nunca, sobre todo a partir de esta reconfiguración mundial del imperialismo que
ha establecido el terrorismo global de Estado y que se articula con las fuerzas
armadas y los cuerpos represivos y de inteligencia de gobiernos subalternos de
traición nacional, como México, Colombia o Chile.
Por ello, coincidimos plenamente con Néstor y lo apoyamos solidariamente cuando
en su escrito afirma dominar sus naturales miedos que no disminuyen en nada su
capacidad de pensar y actuar; estamos con él plenamente cuando a partir de su
congruencia ética y sus convicciones firmes, fiel al ejemplo de su padre, “que
nunca dejó de ser quien era” y “no pudieron con él” los milicos, afirma: “no
dejaremos de hacer lo que hacemos. Seguiremos estudiando y escribiendo,
continuaremos con las clases itinerantes de formación política, no dejaremos de
investigar ni de denunciar los crímenes de terrorismo de Estado.”
Desde la tierra de Zapata, va el abrazo fraterno. Si tocan a uno, nos tocan a
todos.
¡A prepararse!
Por el Blog Zurdatupa, Jorge Zabalza
por el Blog El Muerto, Alberto Cabrera
por el Blog Noticias
Uruguayas, Alberto
Vidal
(Uruguay)
A propósito del EXCELENTE, PROFUNDO Y MUY ÚTIL artículo de Néstor Kohan
sobre páginas de Internet, blogs y coordinación represiva por sobre fronteras,
FICHAJE y control de la militancia y de los disidentes en general, tenemos hoy
en día, y vaya "casualidad", la supuesta "reaparición" del
supuesto Amodio Pérez, utilizando metodología y formas provenientes de la
guerra sucia en las redes que digitada por la CIA y el Pentágono se viene
desarrollando con fuerza (y mucho dinero verde!) con el objetivo inmediato de
confundir, dividir, atemorizar y frenar a los movimientos sociales, al
movimiento popular, al movimiento obrero, a los sindicatos, a los sectores
clasistas y combativos en los mismos y en definitiva a los antimperialistas y a
los anticapitalistas y a los sectores y organizaciones revolucionarias, en
preparación de la ofensiva generalizada del imperio que en su demencial ocaso,
apunta a su objetivo final: volver a hacer de América Latina el "patio
trasero" del imperio yanqui y de esa manera establecer gobiernos lacayos
que les permitan y sean cómplices del saqueo total y brutal de todos los
recursos naturales de esta América la nuestra que al igual que el ocupante nazi
en la Segunda Guerra Mundial lleven a cabo el vaciamiento total de los países
afectados llevándose todo lo que puedan a su ciudadela imperial.
Estamos constatando como la represión se agudiza en prácticamente todo el
Continente, el imperio ahora con Obama al frente y el Pentágono y la CIA como
estrategas ha "clonado" la llamada "guerra al terrorismo"
de los criminales de lesa humanidad Bush, Cheney y Rumfeld, para declararse -
de hecho- en guerra total contra los intentos de soberanía nacional que se dan
o puedan darse en diferentes países, aún cuando sean limitados y parciales, así
como en guerra total contra todos los movimientos en defensa de los recursos
naturales.
Esa guerra ya está en marcha, lo atestiguan los campesinos e indígenas,
los pueblos originarios en prácticamente todo el Continente, en Chile, en Perú,
en Colombia, en Honduras, en Argentina, día a día asesinatos y represión, día a
día muertes, secuestros, desaparecidos y asesinados instrumentados por un plan
imperial que ya en la mente de sus gestores y de los que le han dado el visto
bueno, Obama incluido, es como si estuvieran "defendiendo" tierras,
minerales, bosques, plantíos extensivos, lagos, ríos y mares como si ya fueran
suyos. A no cerrar los ojos a la realidad ni a la maldición que viene
emergiendo del huevo de la serpiente.
Néstor Kohan le da el adecuado marco que nos lo hace ver con claridad,
las organizaciones populares lo refrendan con el diario y luctuoso recuento de
las víctimas humildes que solo defienden lo suyo ante la agresión imperial. Por
ahora no están usando a las tropas yanquis directamente, les alcanza con las
pandillas militares en cada país, las mafias policiales y de los servicios mal
llamados de "inteligencia" y les es suficiente con los matones al
mejor postor que asesinan y secuestran. Más el entramado de bases yanquis que
se han instalado o ya se han planeado instalar en todos y cada uno de los
países.
Las organizaciones populares deben de intensificar la denuncia y la
solidaridad e ir conformando una vasta red defensiva y una coordinación por
sobre fronteras para hacer frente a las consecuencias de este "mega Plan
Cóndor" que está en marcha. Son necesidades que desde ya se requieren y
qué más lo harán en el período que se aproxima.